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El Correo en Isla de los Estados - 1

por Humberto Brumatti

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"A medida que nuestra nave penetra en las aguas del estrecho, va
proyectándose hacia  Levante más gigantesca y terrible la silueta de la Isla de los Estados. Envuelta casi siempre en densos vapores que invaden las
gargantas de los montes y cubren en jirones las cumbres, presenta en sí algo inmaterial y misterioso, que semeja a una visión terrificante de un
mundo sobrenatural.

"La isla no es más que un amontonamiento de rocas y de montañas cortadas a pique.....Parece una fortaleza gigantesca e inexpunable contra
la cual combaten  inútilmente desde hace siglos el furor de las olas y las
iras de los vientos".

(Alberto M. Agostini. Mis viajes a la Tierra del Fuego. Milán 1929 )

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

      Situada al Este de la isla Grande de Tierra del Fuego, la isla de los Estados, incluyendo los islotes adyacentes, tiene una superficie aproximada de 530 kms2; unos 65 kms. de largo, siendo variable su ancho, que oscila entre los 550 metros y los 16 kms, debido a las costas muy irregulares que contienen profundos fiordos.  Los montes más altos alcanzan 700 y 800 metros, estando sus laderas y los pequeños valles que los separan, cubiertas de pantanos, musgos, bosques de colihues, canelos y maitenes, además de otras especies vegetales. Entre la fauna, sobresalen por la cantidad las aves, siendo escasos los mamíferos marinos debido a la depredación que sufrieron en el pasado y los llevó al borde de la extinción. El clima es marítimo, con nieve, nubes constantes sobre sus elevaciones y casi diarias lluvias y lloviznas.

     Investigaciones realizadas por Anne Chapman han determinado la presencia de indígenas fueguinos en esta isla, con una antigüedad estimada entre 1500 y 2300 años, quienes en sus tradiciones orales la mencionaban o recordaban con diversos nombres: Jaius o Jaiwesen (nombre de una jóven, que según la leyenda, se  transformó en la isla) los aush, Chuainisin (Tierra de la abundancia) los yámanas, y  Kéoin Harri (La Cordillera del Diente)  o Keoin Hurr (La Cordillera de la Raíz) los sélk´nam (también llamados onas)

      El 24 de enero de 1616 el armador holandés Jacobo Le Maire, con su velero Eendracht (Concordia)avistó el extremo occidental de la isla, a la cual el día siguiente procedió a bautizar Statenlant (Tierra de los Estados), y desde entonces quedó recogida en la cartografía y literatura marina.

     Diversas expediciones de conquista, conocimiento y estudio, o simplemente aventureros, pasaron por sus aguas; algunos la reconocieron más o menos bien, e incluso asignaron nombres a su geografía. Luis Vernet, quién fue nombrado el 10 de junio de 1829 Comandante Político y Militar de las islas Malvinas, Tierra del Fuego y adyacentes, con un permiso previo obtenido del gobierno bonaerense, había comenzado sus actividades comerciales en la isla Soledad, que paulatinamente extendió en la zona, llegando a la isla de los Estados.

     El historiador Belza, refiriéndose al caso, dice : "Debo afirmar que Vernet la exploró detenidamente en 1826, que en 1828 estableció la más antigua lobería en Puerto Hopner y un precario aserradero en la costa sur; en 1829 levantó casillas en Puerto Cook e instalaciones de pesca en bahía Flinders y hasta pensó en la cría de ganado".

     Por resolución de las mencionadas autoridades, Vernet obtuvo el 5 de enero de 1828 que le concediera, entre otras propiedades, la isla de los Estados, con el compromiso de colonizarla, pero los sucesos de Puerto Soledad en 1832, que culminaron con la ocupación inglesa de las Malvinas al año siguiente, arruinaron sus actividades y proyectos, y la isla volvió a quedar desierta, salvo el enjambre de navíos extranjeros que la depredaban con la pesca sin control de anfibios y otras especies animales.

     Mediante Ley Nacional Nº 269 del 6 de octubre de 1868 le fue concedida al capitán Luis Piedra Buena "la propiedad de la isla denominada Estado, situada sobre el cabo de Hornos, extremidad Este del cabo de San Diego" en premio a la patriótica acción que venía desarrollando nuestro prócer austral; quién la estaba utilizando desde 1860 como base en su actividad de caza de focas y pingüinos, al mismo tiempo que socorría a los naúfragos en la región.

     Luego del tratado de límites con Chile de 1881, el presidente Roca adoptó las primeras medidas para ocupar los grandes espacios vacíos de nuestra zona austral. Entre ellas se resolvió instalar subprefecturas marítimas en Ushuaia e isla de los Estados, que no solo sirvieran para cumplir esa finalidad, sino también como punto de apoyo a la navegación interocéanica que cruzaba por el cabo de Hornos y el estrecho de Magallanes; en el presupuesto para 1883 se incluyeron los medios económicos necesarios para llevar a cabo el proyecto.

     Para ello fue necesario crear la llamada División Expedicionaria del Atlántico Sur, a cuyo frente se nombró al coronel de marina Augusto Lasserre.

     La expedición llega el 17 de abril de 1884 a San Juan del Salvamento (1), levanta los edificios para la subprefectura en dicho puerto, construye un muelle y erige en la costa oeste de la entrada, en punta Lasserre, el faro, que posteriormente hizo famoso Julio Verne con su novela El faro del fin del mundo.  

     Luchando contra el cruel clima austral y sus grandes tormentas, el faro y las instalaciones básicas de la subprefectura se inauguran el 25 de mayo. A principios de julio fueron completados todos los trabajos. La división permanece en la isla realizando distintas exploraciones hasta el 26 de setiembre, cuando zarpa a Ushuaia, dejando una pequeña guarnición de 24 hombres, más 10 penados enviados por la Penitenciería de Buenos Aires. Será permanente la presencia de condenados a prisión, cuya cantidad se irá incrementando en el futuro.

  SAN JUAN DEL SALVAMENTO
     Coincidente con la inauguración de las instalaciones de la subprefectura y faro en San Juan del Salvamento, Correos y Télegrafos incluye a este lejano destino, entre los lugares donde enviar correspondencia, utilizando el transporte de la Marina
Villarino, que ya realizaba las comunicaciones costeras patagónicas conduciendo pasajeros y carga. Además tenía a bordo una estafeta postal, atendida por un empleado, responsable de entregar y recibir la correspondencia en las poblaciones y parajes servidos.

    La importancia del servicio postal lo reflejó el corresponsal del diario La Prensa que acompañaba la división, con estas palabras :

    "Cada día que pasa es un siglo, pero felizmente el 10 de setiembre a las ocho de la noche, un cañonazo nos impresionó fuertemente.

    "Poco tiempo duró la ansiedad, pués se hizo oir el pito del "Villarino"  que a esa hora venía entrando, a pesar de la oscuridad profunda que reinaba, y diez minutos después daba fondo entre los buques que formaban la División del Sud, los cuales mandaron de inmediato sus botes a felicitar al comandante Spurr por su entrada nocturna y recibir su correspondencia, que en ninguna parte es tan apreciada como en estas desoladas regiones."

      El noble Villarino prestaría importantes servicios en toda la Patagonia, hasta su naufragio en 1899.

      Por decreto del 23 de abril de 1890 , el gobierno nacional nombró  gobernador de Tierra del Fuego al Dr. Mario Cornero, quién, mientras permanecía en Buenos Aires aguardando el acuerdo del Senado, que se produciría el 10 de junio y luego poder viajar a mediados del mes siguiente, se preocupa en conocer la realidad y necesidades existente en su nuevo destino. Así, entre diversas  iniciativas y trámites que realiza, para proporcionar mayores adelantos y comodidades al territorio fueguino, obtiene la instalación del servicio postal en su territorio, mediante la creación por resolución del 25 de julio de 1890 de tres estafetas localizadas en, Ushuaia, San Sebastián y San Juan del Salvamento; estas dos últimas con carácter ad-honorem.

       El Factor de Correos, del 10 de agosto siguiente, publica :

 " Creación de oficinas en San Juan de Salvamento, Ushuaia y San Sebastián, debiendo regentearlas, respectivamente, los señores Francisco Villarino, Arturo Coronado y José                   Porcel."

       Como en otros casos ocurridos en aquel tiempo: Puerto Santa Cruz, Puerto Deseado y Río Gallegos, al instalarse en ellas una  estafeta postal, se designó como  administrador o encargado de la misma, al subprefecto de la Subprefectura local, aprovechándose la presencia del citado funcionario, que  pertenecía al gobierno nacional.

      Aunque en esta circunstancia no se menciona,  seguía vigente el espíritu de esas resoluciones anteriores , donde refiriéndose a la conveniencia de este tipo de nombramiento, se expresaba "por no asignar el presupuesto una partida para la creación de una estafeta en esa localidad, y que su población es tan escasa, que tampoco la requiere".

      Cornero, en la  Memoria de la Gobernación de Tierra del Fuego, elevada al Ministro del 
      Interior el 15 de abril de 1891, informa  en el capítulo Correos :
      "Tampoco existía en Tierra del Fuego una comunicación directa con Buenos Aires. Eramos tributarios de Chile, pués las cartas iban y llegaban a
Punta Arenas en donde se franqueaban con las estampillas de aquella República, interviniendo en todas las operaciones postales los empleados extranjeros. Esta irregularidad no podía subsistir y me bastó señalarla al señor Director General de Correos y Telégrafos, Dr. Zeballos, para que fuera subsanada en el acto, creándose las oficinas de Ushuaia, San Sebastián e Isla de los Estados....Estas estafetas prestan ya importantes servicios....."  La inauguración del servicio en Ushuaia se produjo el 6 de febrero.

Estos últimos datos son importantes, porque determinan claramenteque, el capitán de fragata
Francisco Villarino fue el primer encargado de la flamante estafeta, pués está documentado que venía desempeñándose como subprefecto en San Juan del Salvamento desde 1886, permaneciendo en su puesto  por lo menos hasta  mayo de 1891.

        Según Belza, el 5 de agosto de 1890, Cornero resolvió instalar una oficina policial en Puerto Cook, nombrando oficial interino al escribiente Colombres. Siempre refiriéndose a Cornero, asevera "El 6 de febrero de 1891 inauguró el servicio de correos desde la oficina de Ushuaia y más luego lo hizo organizar en San Sebastián e isla de los Estados por medio de la policía".

        Sin embargo, en el documento citado por Belza, existente en el Archivo General de la Nación, indica la creación de una oficina policial y  que la tarea de Colombres sería "para la vigilancia y dirección de los penados que, por diversas causas, son enviados a dicha isla por sus jueces....",  destinados en San Juan del Salvamento.

         En el caso de San Sebastián, es correcto, ya que Porcel era comisario de policía del lugar al momento de su designación como encargado de la estafeta. Pero nos surgen dudas respecto a la isla de los Estados, porque el nombramiento realizado por un poder superior al Gobernador, había recaído en Villarino, autoridad nacional del único centro poblado en la isla, quién continuaba allí al momento de iniciarse el servicio, resultando poco probable que no se respetara dicha resolución, cambiándolo por otra persona.

         Enfermo,Villarino fallece en Buenos Aires el 29 de octubre de 1891, a los 55 años, dejando esposa y dos hijas casadas.  Poco se conoce sobre él, pero basta saber que fue uno de aquellos primeros y esforzados marinos que contribuyeron a fijar la soberanía en nuestro Sur.          Mediante resolución firmada dos días después por el presidente Pellegrini, nombra en su reemplazo en la Subprefectura al capitán de fragata Carlos Méndez, como su antecesor, otro veterano de los tempestuosos mares australes. Había nacido en España, donde también falleció en 1908, cuando desempeñaba el cargo de cónsul argentino en Marín, Galicia. Existen pocos datos sobre su persona, pero los suficientes para saber que fue quién más años permaneció destinado en ese lugar.

.        Méndez permaneció en el puesto hasta octubre de 1897, cuando pasa con iguales funciones a Río Gallegos. En su lugar, quedó interinamente a cargo el auxiliar Militar, teniente de fragata Santiago Cressi, figurando en las listas de revista, que el puesto de subprefecto estaba vacante. Esto último demuestra que no se cumplimentó en su momento, lo dispuesto por  decreto del 26 de febrero de 1896, que disponía trasladar a Méndez, nombrando en su reemplazo al teniente de navío Tomás Alegre.

          En 1895 se realizó el segundo censo nacional de población, que registró allí 35 habitantes; 14 de ellos presos y 3 familiares que los acompañaban. Además anotó 7 miembros y 1 familiar del personal del faro y  13 tripulantes del vapor Golondrina, que tenía allí su apostadero. Esto permite evaluar cuán escasa era la correspondencia que podía originarse en el lugar.

          Tanto en las listas de oficinas de Correos y Telégrafos de los años 1895 y 1896, como en el Presupuesto General de la República Argentina para 1895,  se menciona a San Juan del Salvamento, como la única estafeta existente en la isla. Hasta ahora faltan mayores datos para saber como funcionó allí el servicio postal. Para comenzar, su ubicación podía estar en el despacho del subprefecto o la habitación que servía de oficina. Además necesitaba poco espacio físico, solo el imprescindible para guardar las estampillas postales y los mínimos útiles que se le proveía: el matasellos, algunos sobres y bolsas para despachar a destino las cartas, y algún otro elemento de escritorio.

          En cuanto al personal designado para desempeñarse como encargado,  recordando casos similares, podemos afirmar que, no siempre los nombramientos se hacían en tiempo y forma, porque en general llegaban tarde, pués, por los avatares del servicio, quién estaba designado había partido hacia otro destino y, en realidad, quedaba atendiendo la estafeta otra persona, quizás sin el conocimiento inmediato del lejano Correo en Buenos Aires, quién disponía al respecto; agravado esto por las  demoras de los  barcos que llegaban espaciadamente, para comunicar las novedades. Si bien era de  práctica  que las designaciones fuesen realizadas en la persona del jefe de la Subprefectura, éste podía desempeñar el cargo, o hacerlo por medio de un subalterno, quién también lo suplantaba cuando el titular debía ausentarse.

        Otro problema existente en ese entonces ha sido que no todos los movimientos de personal quedaron debidamente registrados. Extravíos de documentos, falta de comunicaciones oportunas y también en ocasiones, ignorancia, despreocupación por lo acontecido en parajes lejanos y casi desiertos, dieron origen a hechos en los cuales había dependencias postales que tanto aparecían como desaparecían, sin dejar rastros en los boletines o registros, pués su tratamiento solo se había realizado en un trámite o expediente, que andando el tiempo se destruía por haber vencido el plazo de archivo reglamentario.

        El notable escritor Roberto Payró, al visitar San Juan del Salvamento en 1898, memora en La Australia Argentina la presencia de "un poste rojo del correo", o sea un buzón pilar, de los existentes en el exterior de los edificios postales para depositar la correspondencia, aunque en este caso afirma  "naturalmente que ni en Ushuaia ni en San Juan se utilizan; pero producen tan buen efecto......", lo cual no es de extrañar, si tenemos en cuenta las pocas visitas anuales de los barcos que transportaban correspondencia y, en consecuencia, las cartas se despachaban directamente en la oficina casi sobre la salida de los mismos, o bien se confiaban a  tripulantes o pasajeros conocidos, para ser  entregadas en destino con mayor rapidéz y seguridad, y ahorrándose de abonar el franqueo.

        Con Payró llega el nuevo subprefecto, el teniente de fragata Luis Demartini, asumiendo de inmediato el mismo día 9 de marzo. En ese momento estaba interinamente a cargo del ayudante Nicanor Fernández.

        Un tardío decreto del  30 de mayo de 1898,  oficializa este cambio para el Correo , nombrándose estafetero en San Juan del Salvamento a Demartini con antigüedad al 31 de marzo, en lugar de Méndez.

        Demartini es reemplazado por el teniente de navío Elías Romero, nombrado por decreto del 9 de setiembre del mismo año, quién permanece hasta abril de 1899, cuando comienza a figurar como subprefecto, el teniente de navío Zoilo Romero.  (continua en pág.siguiente)

 

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